martes, 30 de diciembre de 2008

EL PASTOR-MATADOR


"Y me dijo Jehova: Toma aun los aperos de un pastor insensato; porque he aqui yo levanto en la tierra a un pastor que no visitara las perdidas,ni buscara la pequeña, ni curara la perniquebrada, ni llevara la cansada a cuestas, sino que comera la carne de la gorda, y rompera sus pezuñas."(Zacarias 11,15-16)

La gente vitorea Ole,Ole,Bravo,Bravisimo, al matador que los ha cautivado con su andar soberbio y demoledor.
Finalmente el matador apunta su filuda espada sobre su indefensa victima ,un toro herido por varias flechas que lo desangran. Luego el matador corre ,da un salto espectacular sobre los lomos de su victima ,y con fria destreza introduce toda su espada en los lomos del inutil toro . Luego el toro cae, botando sangre por la boca, y viendo a su ejecutor acercarcele con una brillante daga que incrustara en su nuca para darle muerte.
¿Es esta la narracion de una corrida de toros en el Plaza de Acho?
No. Esta es la cruel actitud de un Pastor titular(el matador) sobre uno de sus indefensos lideres a quien considera su enemigo(el toro).
La gente que da vivas al matador no son mas que frios creyentes, algunos de los cuales son tambien pastores, misioneros, y creyentes con influencia que ven asegurados sus intereses con la salida de ese lider rebelde y perturbador.
¿Que hizo ese indefenso lider para ser digno de semejante crueldad?
Hablar de la llenura del Espiritu Santo, mostrarse integro,luchar contra la religiosidad, abrazar a Cristo y no a la denominacion, ver a las personas como almas necesitadas.
Tales cualidades son insoportables para un pastor-matador de mirada arrogante, que hace gala de su maestria en divinidades y de su titulo de Reverendo, que impone a la iglesia un alto sueldo de acuerdo a su categoria, que busca de empotrarse en el cargo y tener un sueldo vitalicio,que saluda da la mano y se junta solo con la gente mas selecta, que mira a los creyentes como atractivos diezmantes.
Este es el pastor ideal de las "iglesias grandes", el exelente matador en cuyas manos muere la fe de un creyente, en cuyas manos muere la espiritualidad de una iglesia, en cuyas manos muere la persona de Cristo.

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